

Beber mucha agua no siempre es sinónimo de salud. Así lo explica el Dr. Julio Juncos, médico nefrólogo y director del Centro de Nefrología y Hemodiálisis de Ushuaia.
“Al contrario de lo que muchos creen, el consumo elevado de agua no protege los riñones ni limpia el organismo”, aclara. Esta es una de las preguntas más frecuentes que recibe en el consultorio y una de las creencias más instaladas, incluso entre profesionales.
El especialista señala que no existe evidencia científica que demuestre que tomar mucha agua tenga un impacto positivo en la función renal de la población general. La única excepción es en personas con antecedentes de cálculos renales, donde el aumento del volumen urinario puede reducir la formación de nuevas litiasis.
Sin embargo, el problema no es solo el mito en sí, sino el riesgo de que distraiga la atención sobre los verdaderos factores de riesgo: “Creer que estamos cuidando los riñones solo por tomar agua puede hacernos descuidar hábitos que sí previenen el daño renal, como controlar la presión arterial o la glucemia”, sostiene Juncos.
El cuidado está en los hábitos
La enfermedad renal crónica es la forma más preocupante y frecuente de daño renal. Según el especialista, más del 80% de los casos se relacionan con hipertensión arterial y diabetes no controladas. También influyen factores hereditarios, sobrepeso, sedentarismo y alimentación inadecuada.
“Es clave sostener hábitos saludables, pero también hacer controles de rutina con análisis de sangre y orina, especialmente en personas con factores de riesgo. Muchas veces, las enfermedades renales no dan síntomas hasta que están avanzadas”, advierte el nefrólogo.
En etapas más severas, pueden aparecer signos como hinchazón en piernas o rostro, cambios en el color de la orina o presencia de espuma persistente. Pero, en la mayoría de los casos, la única forma de detectarlas a tiempo es mediante estudios de laboratorio.
Otro punto clave es el uso responsable de medicamentos, principalmente en pacientes de riesgo o que ya sufren una enfermedad renal. “Hay muchos fármacos de venta libre, como analgésicos o antibióticos, que pueden ser tóxicos para los riñones si se consumen sin indicación médica”, señala.
Por todo esto, el especialista insiste en la importancia del control y seguimiento médico personalizado: “Mantener el peso, hacer actividad física y alimentarse bien es fundamental, pero también lo es conocer nuestros factores de riesgo y consultar al médico a tiempo”.