Un equipo internacional de astrónomos registró una explosión de energía sin precedentes, ocurrida hace 10 mil millones de años, cuando el universo aún era joven. El fenómeno fue protagonizado por el agujero negro J2245+3743, que liberó una llamarada 30 veces más brillante que cualquier otra observada hasta el momento.
El hallazgo, publicado en Nature Astronomy, fue posible gracias a observatorios terrestres como el Zwicky Transient Facility (ZTF) y el Catalina Real-Time Transient Survey, ambos liderados por Caltech. En cuestión de meses, el brillo del objeto aumentó hasta alcanzar una intensidad equivalente a la de 10 billones de soles.
Los investigadores concluyeron que se trató de un evento de disrupción de marea (TDE), un proceso en el que una estrella se acerca demasiado a un agujero negro supermasivo y es desgarrada por su fuerza gravitacional. En este caso, la víctima habría sido una estrella 30 veces más masiva que el Sol.
La energía total liberada equivale a la conversión completa de una masa solar en radiación electromagnética, un registro que redefine los límites conocidos de la física astrofísica. Los científicos señalaron que observar el fenómeno implica mirar atrás en el tiempo, ya que la dilatación temporal causada por la expansión del universo ralentiza los eventos cuando llegan a la Tierra.
El descubrimiento no solo representa un récord cósmico, sino también una oportunidad para estudiar cómo se comportaban los agujeros negros y las estrellas en el universo primitivo. Los astrónomos esperan que futuros observatorios, como el Vera C. Rubin en Chile, permitan detectar más eventos similares y comprender si estos destellos extremos son excepcionales o una pieza más del ciclo cósmico de creación y destrucción estelar.
Fuente: Infobae