Un grupo de investigadores de la University of Queensland examinó el uso cotidiano de pavas de polipropileno, un tipo de plástico muy común en electrodomésticos vendidos en supermercados. El objetivo fue evaluar si estos recipientes podían liberar microplásticos y nanoplásticos al hervir agua.
Según los datos publicados en npj Emerging Contaminants, cada vez que se utiliza una pava nueva, millones de partículas plásticas pasan directamente al agua. Aunque distintos métodos de medición arrojaron cifras diferentes, todas las pruebas coincidieron en un punto clave: las primeras ebulliciones contienen la mayor carga de partículas invisibles a simple vista.
Si bien la liberación disminuye con el uso, las partículas no desaparecen completamente. Esto ocurre porque parte del material plástico queda adherido durante el proceso de fabricación y se desprende con el primer contacto con el agua caliente. Luego, con el desgaste progresivo del recipiente, continúan liberándose nuevas partículas, aunque en menor proporción.
El estudio también analizó el rol del tipo de agua. El agua dura, con mayor contenido de minerales, reduce la cantidad de nanoplásticos presentes en el hervor. Con el tiempo, estos minerales forman una capa interna que actúa como barrera y modifica la textura de la pava, atrapando parte de las partículas. Sin embargo, esta reducción no implica una eliminación total.
Los investigadores destacaron la importancia de comprender el comportamiento de los nanoplásticos, ya que son tan pequeños que pueden atravesar barreras biológicas. Estudios previos citados por la Universidad demostraron su presencia en sangre, placenta, pulmones e hígado. Aunque todavía no se conoce con certeza su impacto en la salud a largo plazo, la exposición diaria y repetida podría representar riesgos aún no identificados.
Ante estos resultados, la University of Queensland recomienda descartar el agua de los primeros hervores cuando se estrena una pava plástica. Esta indicación, ya adoptada por algunos fabricantes, resulta especialmente efectiva en los primeros usos, cuando la liberación de partículas es más elevada.
Además, los especialistas sugieren considerar alternativas como pavas de acero inoxidable o vidrio, materiales que no liberan partículas plásticas durante la preparación de bebidas calientes. Seguir las indicaciones del fabricante y adoptar prácticas simples puede reducir significativamente la exposición cotidiana a microplásticos y nanoplásticos.
El estudio concluye que pequeñas acciones domésticas pueden marcar una diferencia en la cantidad de plástico que las personas consumen sin saberlo. Elegir materiales alternativos y desechar los primeros hervores representa un enfoque preventivo que contribuye a hábitos más saludables y a aumentar la conciencia sobre un desafío creciente para la salud pública.
Fuente: Infobae