

Clonar una tarjeta de débito o crédito puede llevar solo segundos. Este tipo de fraude, conocido como skimming, es una de las modalidades delictivas más frecuentes en el mundo y también en Argentina. Mediante dispositivos camuflados que se colocan en cajeros automáticos, lectores de tarjetas o incluso en terminales de cobro en comercios, los delincuentes logran copiar la banda magnética de la tarjeta y, a veces, también capturar el PIN.
Los dispositivos utilizados pueden ser tan pequeños que pasan desapercibidos: una tapa falsa sobre el lector, una cámara diminuta sobre el teclado o un lector portátil oculto en la ropa del estafador. Con esa información, los delincuentes fabrican réplicas idénticas de las tarjetas y las utilizan para realizar compras o vaciar cuentas bancarias.
El skimming ha evolucionado y ahora también puede operar de manera inalámbrica, a través de dispositivos que detectan tarjetas con tecnología contactless, robando datos sin contacto físico directo. En algunos casos, incluso se utilizan apps o dispositivos Bluetooth para interceptar señales.
Las autoridades recomiendan cubrir el teclado con la mano al ingresar el PIN, evitar cajeros sospechosos o con partes sueltas, revisar los movimientos bancarios con frecuencia y activar alertas por consumo. También se aconseja desactivar la opción contactless si no se utiliza, y reportar cualquier operación desconocida de inmediato.
Fuente:Infobae