La ciudad de Río Grande consolida su política de género bajo una estructura de asistencia interdisciplinaria, programas socioeconómicos y dispositivos de emergencia, en un contexto donde las demandas por violencia y desigualdad registran un crecimiento sostenido.

El Centro Integral de la Mujer “Mujeres Centenarias”, inaugurado durante la gestión del intendente Martín Perez, se ha convertido en el eje de estas acciones, con 4937 atenciones acumuladas, 3302 turnos asignados y 2936 intervenciones profesionales desde su creación. Solo en 2025, las consultas aumentaron un 25% interanual, reflejando tanto la escalada de necesidades como la accesibilidad del servicio.

La Secretaría de Género y Desarrollo Comunitario, a cargo de Ivana Ybars, enfatiza que estas iniciativas buscan “garantizar igualdad y justicia” en un escenario nacional de recortes a las políticas de género. “Las mujeres son centrales en nuestro modelo de gestión”, afirmó la funcionaria, en referencia al contraste entre el desfinanciamiento federal y la priorización local de la temática.

El Municipio no se limita a la atención de emergencias. La Defensoría Municipal –operativa las 24 horas– ofrece patrocinio jurídico, acompañamiento psicológico y social, mientras que otras áreas impulsan programas de autonomía económica, capacitación en oficios, gestión menstrual y espacios de cuidado infantil. Estas estrategias apuntan a abordar las desigualdades estructurales, complementando la asistencia inmediata con herramientas de largo plazo.

Entre las acciones destacadas figuran el Programa Cobijar (para personas gestantes), rincones de lactancia, campañas solidarias y asistencia alimentaria. La Subsecretaría de Mujeres, Género y Diversidad coordina además talleres de prevención y redes comunitarias, con sedes en Perito Moreno 287 y Prefectura Naval 730.

Con una perspectiva que combina urgencia y transformación social, Río Grande proyecta su política de género como un modelo de intervención multidimensional, aunque sus autoridades admiten que los desafíos persisten. Los datos revelan una paradoja: cada nuevo acceso al sistema confirma tanto los avances como la vigencia de un problema que exige respuestas aún más robustas.

Fuente: El Diario del Fin del Mundo