

Cada vez más investigaciones confirman que el vínculo entre humanos y animales de compañía es tan estrecho que el estado emocional de las personas repercute directamente en el bienestar de sus mascotas. El estrés, la ansiedad o los cambios de humor no solo se perciben, sino que también pueden generar respuestas fisiológicas y conductuales en los animales, especialmente en perros y gatos.
Según los especialistas, los animales son altamente sensibles a las emociones humanas. “La relación es tan simbiótica que si una persona está estresada, su mascota probablemente también lo esté”, explicó la veterinaria Lucía Gascón. Estas alteraciones pueden manifestarse en problemas digestivos, conductas destructivas, falta de apetito o incluso enfermedades inmunológicas.
Entre los factores que más impactan se encuentran los cambios bruscos en la rutina, las tensiones familiares o laborales, y la falta de atención o juego. Asimismo, la sobreestimulación sensorial o los entornos con mucha incertidumbre también afectan el comportamiento de las mascotas.
Los expertos recomiendan mantener una rutina estable, promover el juego diario, generar espacios de tranquilidad y prestar atención a los signos de malestar en los animales. Además, advierten que la convivencia saludable requiere también del cuidado emocional de las personas, ya que la salud de los tutores repercute en la de sus compañeros no humanos.
Fuente: Infobae