

La inflamación es un proceso natural que el cuerpo utiliza para defenderse ante infecciones o lesiones. Sin embargo, cuando se vuelve persistente o aparece sin un desencadenante claro, puede contribuir al desarrollo de enfermedades graves. Una guía ilustrada publicada por The New York Times busca explicar de manera clara y accesible qué es la inflamación, cómo reconocerla y qué podemos hacer para mantenerla bajo control.
Existen dos tipos principales: la inflamación aguda, que es de corta duración y ayuda al cuerpo a sanar, y la inflamación crónica, que persiste en el tiempo y puede dañar tejidos. Esta última se ha relacionado con afecciones como enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2, algunos tipos de cáncer y trastornos neurodegenerativos como el Alzheimer.
Los factores que pueden contribuir a una inflamación crónica incluyen una dieta poco saludable, el estrés, la falta de sueño, el sedentarismo y la exposición a contaminantes. La buena noticia es que muchos de estos factores pueden ser modificados: adoptar una alimentación rica en frutas, verduras, legumbres, pescado y grasas saludables; realizar actividad física regularmente; dormir bien y reducir el estrés son claves para prevenir la inflamación persistente.
La guía también destaca cómo el sistema inmunológico responde ante diferentes estímulos y qué señales podrían indicar que hay una inflamación subyacente en el organismo, como fatiga, dolores persistentes o problemas digestivos.
Fuente: Infobae