

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en mujeres de todo el mundo, pero sus síntomas suelen pasar desapercibidos. El estrés crónico, los cambios hormonales y la falta de atención a tiempo son parte del problema. ¿La buena noticia? Hay herramientas simples que ayudan a prevenir.
El Dr. Lucas Corradi, especialista en Cardiología Clínica y Ecocardiografía de Clínica San Jorge, explica que después de la menopausia aumentan significativamente las probabilidades de sufrir una enfermedad cardiovascular. “Durante la etapa fértil, la mujer está protegida por las hormonas, por lo que hay menor incidencia. Pero el riesgo crece mucho durante el climaterio”, detalla.
Entre las patologías más frecuentes en mujeres, Corradi destaca a la hipertensión arterial como la principal. Detrás, la cardiopatía isquémica, que representa la mayor causa de muerte en mujeres, “muy por encima del cáncer de mama u otro tipo de cáncer”.
También se presentan casos de arritmias e insuficiencia cardíaca, aunque en menor medida. En tanto, los accidentes cerebrovasculares aumentan con la llegada de la menopausia, con mayor prevalencia en mujeres que en hombres.
Una vida saludable, la mejor prevención
Aunque la cuestión hormonal influye, hay otros factores que aumentan el riesgo. Entre ellos, el estrés crónico, que “descalibra bastante a los otros factores de riesgo”. “Tampoco significa que uno tiene que estar inmerso en un santuario. Hay que vivir la vida e intentar bajar los niveles de estrés”, señala Corradi.
En esta línea, cada vez más organismos de salud internacionales recomiendan tomarse cinco minutos al día para meditar. También subrayan la importancia de un descanso reparador: entre 7 y 8 horas diarias.
Otras medidas de prevención igualmente importantes incluyen hacerse los controles cardiovasculares, eliminar el tabaco, controlar el peso, llevar una vida en movimiento con una dieta equilibrada y conocer los números que marcan niveles saludables de colesterol, azúcar y presión arterial.
Un cuidado que empieza temprano
Corradi, vocal del Comité Cardiovascular de la Mujer en la Federación Argentina de Cardiología, insiste en que la prevención debe comenzar desde la infancia. “No tiene que llegar cuando uno está por jubilarse. La idea es mucho más precoz”, enfatiza.
“Necesitamos inculcar desde chicos una buena alimentación, actividad física regular y hábitos saludables. Eso ayuda a reducir los factores de riesgo no solo en la adultez, sino también durante los años más activos a nivel laboral y emocional”, concluye.